8 de febrero de 2010

Mejor ciudadanos periodistas, que periodistas ciudadanos

Osman Patzzi Sanjinés*

Tanto se ha devaluado el vocablo cambio (del lat. cambium, y este del galo cambion) que en estos días es el equivalente a nada. Es decir, si se dice cambio, es porque nada va a cambiar, pero en caso de que se insista en el significado real y académico de la lengua, ¿por qué el cambio tendría que ser un desafío para el ejercicio periodístico?
El sonsonete, en especial si lo remarcan los más jóvenes en el oficio, de que “no se puede hacer periodismo como hace veinte años” no entra tan fácilmente por una oreja para salir por la otra. Toca el amor propio y provoca, porque al igual que el cambio, el periodismo de antaño estaba mejor cotizado.
Como en la actualidad -sin ningún ánimo peyorativo- cualquiera puede ser periodista, porque así también se entiende el periodismo ciudadano, los periodistas tendrán que hacer el esfuerzo para ser ciudadanos. No es un juego de palabras; es la invocación para que bajen del pedestal imaginario y reconozcan que en algún momento se extraviaron y que para retomar el rumbo están obligados a recuperar valores de ciudadanía.
Este es el verdadero cambio. Aceptar que el monopolio no fue beneficioso para nadie y que en igualdad de condiciones con las audiencias todavía hay ventajas frente a los miles, qué miles, millones de periodistas ciudadanos que están informando, comentando, interpretando y opinando sobre la realidad, guste o no.
Si es cierto que la aparición del periodista ciudadano enriquece el material periodístico y genera nuevos puntos de vista para los medios de comunicación, “¿cuáles son los desafíos para los profesionales de los medios?” se preguntaban unos expertos reunidos en Brasil en 2008.
Reflexionaban que se debía prestar atención y dar valor a aquello que es enviado por los usuarios, que están deseosos de compartir sus fotos e historias, pero remarcaban que eso también exige un enorme cuidado, ya que los periodistas llevan ese contenido a mucha más gente con su nombre y su aval.
Creando contenidos y convirtiéndose en formadores de opinión, los entusiastas reporteros de ratos libres, están cobrando mayor notoriedad y presencia, pero nada de dinero, frente a los ojos impávidos de los que ven escurrir, como agua de las manos, algo que creían propio y que también les agujerea los bolsillos. Los empresarios que inicialmente pensaron que era la hora de contar con periodistas gratis sienten lo mismo con el crecimiento de los medios electrónicos y las redes sociales, que es donde está circulando la información, porque están sufriendo caídas de la publicidad, tienen menos ventas y afrontan una creciente pérdida de credibilidad.
Visto de ese modo, cambiar no implica simplemente lo tecnológico, sino adoptar un nuevo modelo, el ciudadano, como proceso y como final.
Shayne Bowman y Chris Willis designan al “periodismo participativo” –el gran promotor fue Dan Gillmor– como un “acto de un grupo ciudadano para colectar, reportar, analizar y diseminar información”. El objetivo, según señalan, es “suministrar información independiente, confiable, exacta y relevante”. No obstante, José Luis Orihuela, profesor de la Universidad de Navarra, prefiere hablar de “medios sociales” y no de “periodismo ciudadano”, como, en cambio, sí lo hacen el National Press Club y la Society for Professional Journalists.

El punto es que hasta que se pongan de acuerdo sobre qué es y qué no es periodismo ciudadano, los periodistas seguirán perdiendo terreno, cuando lo más lógico y simple es retomar simplemente el sentido de periodista y de ciudadano. Como que por mirar muy lejos, no se está viendo que el piso se mueve a los pies. Y parafraseando al editor de Perfil.com, Rodrigo Orihuela, si bien la mayoría de los medios ciudadanos presentan contenidos interesantes, aún “no se ha visto que sirvan para revelar, cubrir o analizar grandes temas”. Se supone que son los periodistas los que tienen (o deberían tener) herramientas y criterios profesionales para salvar esas falencias y la pregunta final es ¿estarán dispuestos a ser ciudadanos primero y luego periodistas? De la respuesta que dé la mayoría dependerá el futuro del periodismo. Si es sí, habrá cambio, y verdadero.

* Corresponsal en Santa Cruz del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM)

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